Las personas dependientes tienen a su lado a un cuidador que muchas veces es un familiar que se dedica en cuerpo y alma al enfermo. En ocasiones, 24 horas del día, 365 días al año, … una perpetua atención que puede crear muchos problemas y menguar la salud del propio cuidador. El problema es más evidente cuando se trata de enfermos con problemas de demencia o deterioros cerebrales.
Hoy desde nuestro blog queremos indicar unos pequeños consejos para facilitar la tarea de esta importante figura y aprovechamos para agradecerles su entrega desinteresada.
Os presentamos, entonces, los 10 MANDAMIENTOS DEL CUIDADOR:
- MANTENER LA CALMA.
A menudo te sentirás irritado o nervioso por la conducta de su familiar. No se encolerice. Esto no sirve para nada pues su familiar no se comporta según las reglas habituales. Las olvida. Su conducta no responde ya a una lógica. No tiene la intención de ponerle a Vd. en una situación desagradable. Sino que reacciona respondiendo a un estado mental que no es como el suyo. La dificultad viene porque en parte sigue siendo él mismo pero la enfermedad le vuelve diferente. Hay que aprender a distinguir la persona que conocía del enfermo en el que se ha convertido.
2. DEJARLE EL TIEMPO QUE NECESITA.
Si le pide a su familiar demasiado (si le hace muchas preguntas, si le encomienda actividades difíciles de realizar o muy continuadas) se encolerizará, gritará y romperá los objetos. Es su forma de comunicarle que no puede controlar la situación. Déjele respirar. Déjele tiempo para hacer tareas aunque tarde más de media hora. No encadene las actividades unas tras otras. Si le hace una pregunta, dele tiempo para comprenderla y para contestarla. En general, es bueno estimularlo para realizar actividades de las que todavía es capaz, pero evite hacerle sentir en una situación de fracaso pidiéndole cosas que ya no puede hacer.
3. DEJARLE VIVIR A SU RITMO SIN INTERVENIR EN SU MANERA DE VIVIR.
Déjale hacer lo que quiere.Mientras su actividad no sea peligrosa para él o para los demás miembros de la familia, déjele libertad para continuarla, incluso si su actitud es extraña o no habitual. Si quiere acostarse con su sombrero, déjele. Si ella juega con una muñeca creyendo que se trata de su nieta, permítaselo. Por el contrario, manténgase firme impidiéndole actividades que pueden llegar a ser peligrosas. Impedirle realizar las actividades caseras porque las lleva a cabo mal o de una manera que a ti no te gusta, genera en él un sentimiento de fracaso, lo que disminuye aún más su autoestima.
4. NO DISCUTIR.
Su familiar puede encontrar buenas razones para justificar sus olvidos. Su lógica ha dejado de ser la nuestra. Asimismo, evite, en su presencia las discusiones con otros miembros de la familia y los comentarios negativos.
5. NO REGAÑARLE.
Poco a poco se olvida de las convenciones que rigen las relaciones sociales. Aparece una des-inhibición que explica las conductas inapropiadas. No sirve de nada regañarle o amenazarle.
6. NO TOMAR A MAL SUS CONDUCTAS ILÓGICAS O INCOHERENTES.
Los trastornos del comportamiento que pueden manifestarse no son dirigidos contra ti. Su familiar no lo hace a propósito para fastidiarle. Es su manera de reaccionar ante una situación que ya no domina.
7. ORGANIZAR SU VIDA DE FORMA RUTINARIA.
Ya sabes que tu enfermo pierde poco a poco la memoria, lo que quiere decir que es incapaz de aprender nuevas formas de actuar. Hay que utilizar al máximo la rutina que su familiar elaboró en el transcurso de su vida, manteniéndola y evitando innovar: hacer siempre las mismas cosas, en el mismo orden, en el mismo sitio y a la misma hora. Le facilitará la vida de su enfermo y la suya propia.
8. PREPÁRATE PARA TOMAR DECISIONES EN SU LUGAR.
Existen decisiones que afectan a la propia vida de su familiar. En cualquier caso, hacer frente, solo, a una decisión difícil es angustioso. Si tienes familia, implícales en el proceso de toma de decisiones. Así, la familia podrá discutir, sopesar y compartir la responsabilidad.
9. SIMULAR SITUACIONES QUE PUEDAN PRODUCIRSE.
Siempre es difícil reaccionar con eficacia ante una situación imprevista. La improvisación, sobre todo en un contexto estresante, es mala cosa. Pensar en las situaciones que pueden ocurrir y saber cómo actuar, disminuirá su angustia y, si la situación se produce, aumentará la eficacia de sus decisiones.
10. CUIDARSE A UNO MISMO.
No se te repetirá nunca lo suficiente. Ha aceptado enfrentarse a una situación difícil, de corazón y con todo el amor que sientes hacia su familiar. Pero la más bella de las abnegaciones no te dará la fuerza física para resistir a los cuidados y a la atención que es preciso dispensar durante las 24 h. del día. Necesitas periodos para descansar, involucrando a más personas en el cuidado del enfermo. Debes dedicar tiempo para tí mismo, haciendo actividades que te gustan y que te ayudan a desconectar de la rutina diaria. Todo esto hará que te encuentres de mejor humor, y que la calidad de los cuidados sean mejores. Ten en cuenta que en la mitad de los casos el agotamiento de los cuidadores crea situaciones difíciles de salud y a nivel familiar. La mejor solución: CUÍDATE PARA PODER CUIDAR A LOS DEMÁS.